20.1.11

Contraportada de "El legajo de la noche"


Ícaro


Mientras yo descendía de la luna a un pesebre

cayendo sobre el estiércol

de unas vacas que rumiaban azufre

y espinas de nopal,

en tu ventana el trío

terminó su concierto de boleros

con Noche de ronda en portugués.


El galán se ocultaba entre penumbras

y ni siquiera agitó la mano

para decir adiós

y así cerraste los postigos,

creyendo que tu admirador anónimo

era paisano de Pelé, soñando

que te iba a poner casa en Belem.


Al otro día en el Manolín,

con una taza de café

volví a mi soledad, suspendí mi lectura

de Clarice para escuchar en la mesa vecina

la crónica de un funeral.


Libertad Lamarque de la Niño Artillero

decía a sus contertulios:

-Maquillaje perfecto del cadáver,

zacapela entre amante y esposa,

madreselvas, claveles del aire

y una sonriente foto de Gardel

en el ramo que el Club del Tango

colocó sobre el féretro

de la voz gemela de Hugo del Carril.


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¿La poesía? / Monja mustia que escapa de un convento y en la barra

de una taberna, sin que los borrachos la adviertan, bebe un trago de vodka

y levita elevándose hacia los labios de su lejano amor.


Guillermo Meléndez

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