24.12.09

El inicio de Intempestivas

EDICIONES INTEMPESTIVAS aparece de la nada y va hacia la nada que nace en el ojo sediento de imágenes. Cruza la avenida llena de monitores, noticias, diarios de mil hojas arrollados por el viento, voces en guerra, confusión superpuesta de mensajes que involucionan las circunvoluciones y luego te abandonan a tu suerte. La pupila nerviosa corta la página con su navaja, trata de recuperar el hilo de la historia que han tratado de robarle, volver a la casa de los espejos donde soñar o no soñar es una elección que nadie impone. Puerta abierta. Universo que palpita tras la sombra de una portada. Alfombra roja rumbo al vacío que se llena.

Primer paso

Al Berto: La Muerte del Autor en su poema muerte de rimbaud dicha en voz alta en el coliseo de lisboa el 20 de noviembre de 1996


En nuestros días, la institución del autor, que durante siglos había guardado la idea de lo sagrado, pierde su carácter de iniciado capaz de modelar una materia que nadie más puede manipular.
La obra literaria se transforma en texto, es decir, en un tejido hecho a partir de la escritura del autor y de la lectura activa de los lectores, que hacen conexiones de sentido sin tener en cuenta la primera intención de significado.
La primera intención de significado en este título de Ediciones Intempestivas, es actualizada y reconceptualizada aunque no abandona por completo su contenido y sentido originales.
Tanto Rimbaud como Al Berto han muerto literalmente, pero la muerte simbólica de la que habla Barthes los trasciende, sólo con ésta los lectores nacen, ambos se preocuparon por la apropiación del sujeto de sus respectivas experiencias, sentimientos e ideas hechas palabras, tal es la intención de Ediciones Intempestivas, por eso subraya en la contraportada de este primer título una cita del mismo Al Berto, que con mejores palabras, muestra su deseo por llegar a los rincones de unos cuantos que más allá de comprenderlo, sean tocados, desde su propia interpretación, por su poesía.

La muerte del autor = el nacimiento del lector

De esta muerte del autor de la que nos habla Barthes, lo más significativo puede ser justo el nacimiento del lector que produce esta muerte simbólica. De tal concepción del texto se desprende que en la escritura no hay un sujeto con identidad; el comienzo de la escritura es la "muerte "del autor.

Pero en la escritura, es el lenguaje, no el autor, el que habla. Este debilitamiento de la posición privilegiada del autor se traduce en un fortalecimiento de la función del lector.

La muerte de rimbaud… es la muerte de este autor y el nacimiento de un nuevo significado: el de Al Berto, la muerte de ellos junto con el de los nuevos presentadores, será el nacimiento de los lectores que multipliquen hasta el infinito las posibles lecturas dando vida nueva al texto.

Los planteamientos de Barthes defienden, sin duda alguna, una postura sumamente crítica, que a su vez defiende el "reinado del lector" y que constituye, desde la teoría literaria, el antecedente más importante en la consolidación de una estética de la interactividad, es decir, de una estética del juego.

Ilustrar entonces, un texto como la muerte de rimbaud…, es la expresión más clara de esta estética lúdica que pretende Ediciones Intempestivas, donde casi todo está permitido siempre y cuando sea fuente de aportaciones distintas para la obra y sus lectores.


Livier Fernández Topete

Al Berto 1948-1997

27.10.09

muerte de rimbaud dicha en voz alta en el coliseo de lisboa el 20 de noviembre de 1996 / Al Berto

Edición bilíngüe.
Traducción del portugués:
Héctor Alvarado.
Ilustraciones:
Livier Fdez. Topete.

Su verdadero nombre era Alberto Pidwell Tavares, aunque firmó como Al Berto desde su primer libro publicado a finales de los setenta (A procura num jardim d’Agosto, 1977). Nació en Coimbra el 11 de enero de 1948 y murió en Lisboa el 13 de junio de 1997.
Su juventud se inserta entre la cultura underground y la influencia de la corriente beat, pero su poesía desde muy temprano se desprende de lastres y busca una línea propia aunque cargada de irreverencia. Entre los sesenta y los setenta vive en una comunidad urbana de Bruselas y en las periferias de París y Barcelona.
Intenso y muchas veces desesperanzado, habitando el exceso de experiencia emocional y física y una melancolía desolada y solitaria, la obra de Al Berto refleja la presencia de escritores como Genet y Rimbaud en la pasión urgente, en la trasgresión sexual, en el vértigo autodestructivo, en la soledad, en la experiencia del desierto y la muerte.
En Horto de incêndio, su libro póstumo, la poesía de Al Berto explora un mundo que no toca la luz del día, un orbe violento y placentero a la vez donde conviven mujeres, vagabundos, los dramas en que naufragan adolescentes al límite, el impulso erótico y una carga de esperanza que se vacía al finalizar la noche. Cada paso por la Lisboa del poeta es un paso al submundo que palpita bajo las ciudades de una Europa orgullosa que está llena de injusticias y guerras intestinas.
La pasión, la indisociable cadena entre vida y obra en Al Berto, hace que el lector vea con los ojos del poeta y que cada poema sea un testimonio de su paso por la enfermedad, la ausencia de fe y la muerte, tal como puede verse en muerte de rimbaud dicha en voz alta en el coliseo de lisboa el 20 de noviembre de 1996 (segunda parte de Horto de incêndio) que nos enfrenta con los vacíos del nuevo siglo.
En este poema, Al Berto toma la mirada de Rimbaud y nos adentra en un mundo de rara, enajenante belleza, cuyos referentes cotidianos se pierden en la subjetividad y afloran renovados.
Pocos meses después de que Ediciones Intempestivas publicara este pequeño homenaje al poeta lusitano en febrero de 2007, apareció una edición española de su obra completa que enriquece y difunde su legado de profunda visión humana y artística.


aqueronte

se ensangrentó la fuente de los sueños
por eso cierra los ojos y ve
cómo acabó el deseo --ve la plata sucia
envolviendo a los amantes
en medio de sedas brillantes espejos y fuegos
donde el susurro de las horas se pierde
en la enredadera fatal de la pasión

ve
cómo uno protege al otro --los dos procurando
un semen limpio y
ninguna palabra será aplazada o dicha como antes

ve
cómo la tierra es un terciopelo que escurre de la boca
a la boca --triste néctar envenenado
contra los labios que se despiden de la casa
de los afectos
de los amigos
de las cosas insignificantes y
de la calle que no volverán a ver

aislados de los otros
pasando la noche en la aletargada avidez de los ríos
avanzan
yacen en el fondo de la pesada barca --etéreos
entran con lentitud en la ciudad desmoronada
en la fisura de este tiempo pestífero
que ya no les pertenece


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La eternidad no es que me lean dentro de cincuenta años o aparecer en la historia de la literatura portuguesa. Sólo espero que media docena de locos me lean ahora y eso los toque. / Al Berto