Traducción del portugués:
Héctor Alvarado.
Ilustraciones:
Livier Fdez. Topete.
Su verdadero nombre era Alberto Pidwell Tavares, aunque firmó como Al Berto desde su primer libro publicado a finales de los setenta (A procura num jardim d’Agosto, 1977). Nació en Coimbra el 11 de enero de 1948 y murió en Lisboa el 13 de junio de 1997.
Su juventud se inserta entre la cultura underground y la influencia de la corriente beat, pero su poesía desde muy temprano se desprende de lastres y busca una línea propia aunque cargada de irreverencia. Entre los sesenta y los setenta vive en una comunidad urbana de Bruselas y en las periferias de París y Barcelona.
Intenso y muchas veces desesperanzado, habitando el exceso de experiencia emocional y física y una melancolía desolada y solitaria, la obra de Al Berto refleja la presencia de escritores como Genet y Rimbaud en la pasión urgente, en la trasgresión sexual, en el vértigo autodestructivo, en la soledad, en la experiencia del desierto y la muerte.
En Horto de incêndio, su libro póstumo, la poesía de Al Berto explora un mundo que no toca la luz del día, un orbe violento y placentero a la vez donde conviven mujeres, vagabundos, los dramas en que naufragan adolescentes al límite, el impulso erótico y una carga de esperanza que se vacía al finalizar la noche. Cada paso por la Lisboa del poeta es un paso al submundo que palpita bajo las ciudades de una Europa orgullosa que está llena de injusticias y guerras intestinas.
La pasión, la indisociable cadena entre vida y obra en Al Berto, hace que el lector vea con los ojos del poeta y que cada poema sea un testimonio de su paso por la enfermedad, la ausencia de fe y la muerte, tal como puede verse en muerte de rimbaud dicha en voz alta en el coliseo de lisboa el 20 de noviembre de 1996 (segunda parte de Horto de incêndio) que nos enfrenta con los vacíos del nuevo siglo.
En este poema, Al Berto toma la mirada de Rimbaud y nos adentra en un mundo de rara, enajenante belleza, cuyos referentes cotidianos se pierden en la subjetividad y afloran renovados.
Pocos meses después de que Ediciones Intempestivas publicara este pequeño homenaje al poeta lusitano en febrero de 2007, apareció una edición española de su obra completa que enriquece y difunde su legado de profunda visión humana y artística.
aqueronte
se ensangrentó la fuente de los sueños
por eso cierra los ojos y ve
cómo acabó el deseo --ve la plata sucia
envolviendo a los amantes
en medio de sedas brillantes espejos y fuegos
donde el susurro de las horas se pierde
en la enredadera fatal de la pasión
ve
cómo uno protege al otro --los dos procurando
un semen limpio y
ninguna palabra será aplazada o dicha como antes
ve
cómo la tierra es un terciopelo que escurre de la boca
a la boca --triste néctar envenenado
contra los labios que se despiden de la casa
de los afectos
de los amigos
de las cosas insignificantes y
de la calle que no volverán a ver
aislados de los otros
pasando la noche en la aletargada avidez de los ríos
avanzan
yacen en el fondo de la pesada barca --etéreos
entran con lentitud en la ciudad desmoronada
en la fisura de este tiempo pestífero
que ya no les pertenece
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La eternidad no es que me lean dentro de cincuenta años o aparecer en la historia de la literatura portuguesa. Sólo espero que media docena de locos me lean ahora y eso los toque. / Al Berto